Ante el remitido, de un sector de las autoridades emepedistas de la provincia de Esmeraldas (los alcaldes de Quinindé y Río Verde dicen que sus firmas fueron falsificadas) y publicado en algunos diarios del país, por los hechos suscitados en La Concordia, es preciso establecer lo siguiente:
NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE, ESTÁ POR SOBRE LA VOLUNTAD POPULAR, cualquier argumentación en contrario no pasa de ser una simple leguleyada sin ningún valor jurídico, ni ético, ni moral y con protervos fines de políticos corruptos que con una prepotencia sin nombre quieren negarnos el legítimo derecho a expresarnos.
No olvidemos como la prefecta Sosa y el consejero Erazo, arriaron la bandera de Pichincha en el Colegio Nacional La Concordia e izaron la de Esmeraldas como si se tratara de una invasión extranjera, manifestando a los ciudadanos concordenses que los que no estaban de acuerdo podían irse de La Concordia.
Ningún asambleísta de los firmantes del remitido de marras, es de La Concordia, por lo tanto les negamos opinar por nosotros: El pueblo sencillo y digno de La Concordia.
Pero lo más patético fue la intervención del asambleísta Chica quién incitó a levantarse en armas contra La Concordia, quedando de esta forma al descubierto y de la manera más descarnada la forma como quieren conseguir sus ambiciones: A la fuerza y con violencia.
La Concordia hoy en día, es lo que es, una zona próspera, por su pueblo digno y trabajador, sus comerciantes, sus empresarios, sus industriales, sus agricultores, llegados principalmente de las provincias de Manabí, Pichincha, Loja, etc, que invirtieron en esta tierra y crearon fuentes de trabajo, bienestar y riqueza y a los cuales el obispo de Esmeraldas, violando El Concordato con El Vaticano, los discrimina y estigmatiza como recién llegados, negándoles todos los derechos al igual que ocurre con nuestros sufridos compatriotas migrantes en otros países.
¿Que aporte ha hecho el MPD con la clase política esmeraldeña a La Concordia?
Lo único que han hecho en La Concordia es desprestigiar y demoler la educación con profesores irresponsables, politizados y sectarios, con una universidad con fallas académicas profundas, que confieren títulos sin ningún sustento científico y académico.
¿Por qué no rinde cuentas la administración anterior de La Concordia con Barcia a la cabeza, de los dineros que se festinaron? Y todavía tienen el cinismo de cuestionar la gestión brillante y honesta de Walter Ocampo, un digno hijo de esta tierra concordense.
¿Queremos esto para la Concordia?
Obviamente que no, solo pedimos vivir en un pueblo en paz, con libertad y dignidad, sin dinamita, palo y bala.
Un pueblo en que la razón se imponga y no la sinrazón de la fuerza bruta y la violencia.
Por eso el pueblo de La Concordia una vez más los rechazará.
Julio Vélez
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